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La revelación divina y la ciencia

“Nuestros jóvenes son estudiantes diligentes. Buscan la verdad y el conocimiento con un celo encomiable, y al hacerlo, se ven en la necesidad de adoptar, temporariamente, muchas teorías humanas.Sin embargo, mientras que las reconozcan como escalones útiles para sus propósitos de investigación, no les harán daño. El problema surge cuando esas teorías se establecen como verdad fundamental y entonces el interesado se encuentra en grave peligro de desviarse irremediablemente de la senda correcta…
La Iglesia se atiene a la autoridad definitiva de la revelación divina,la cual debe ser la norma; y puesto que la llamada “ciencia” ha cambiado sus deducciones a través de los años, y ya que la revelación divina es verdad y permanece para siempre, los puntos de vista científicos deben conformarse a las declaraciones positivas de la revelación divina; y más aún, que en las instituciones fundadas por la Iglesia para la enseñanza de teología, así como de otros aspectos de la educación, lo que enseñen los instructores debe estar en armonía con sus principios y doctrinas…
La religión de los Santos de los Últimos Días no se opone a ninguna verdad ni a la investigación científica que la busque. En su saludo de Navidad a los santos, la Primera Presidencia dijo: “Aceptamos con gozo lo que se haya demostrado, pero no aceptamos la filosofía vana, las teorías humanas ni las meras suposiciones del hombre; tampoco adoptamos nada que sea contrario a la revelación divina o al sentido común, sino que apoyamos todo lo que se incline a la conducta correcta, lo que armonice con la sólida moralidad y aumente la fe en la Deidad, venga de donde venga” [«Words in Season from the First Presidency», Deseret Evening News, 17 de dic. de 1910, pág. 3].
Un buen criterio que pueden adoptar los jóvenes que estén determinados a profundizar en las teorías filosóficas es investigarlo todo, pero tener cuidado de adoptar sólo lo que sea verdad. La verdad persiste, mientras que las teorías de los filósofos cambian o se derrumban. Lo que los hombres utilizan hoy con propósitos científicos como plataforma desde la cual tentar en lo desconocido buscando la verdad puede derribarse mañana, después de haber cumplido su propósito; pero la fe es un principio eterno mediante el cual el creyente humilde puede asegurarse una satisfacción permanente. Es la única manera de encontrar a Dios.
A través de todas las épocas, la ciencia y la filosofía han sufrido cambio tras cambio; no pasa ni un siglo sin que se introduzcan nuevas teorías científicas y filosóficas que substituyan las viejas tradiciones, la antigua fe y las doctrinas anteriores de otros filósofos y científicos. Estas cosas pueden pasar por cambios continuamente, pero la palabra de Dios siempre es verdadera, siempre es correcta.” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith. Pág. 339-340)

La Necesidad de la Revelación

José Smith:

Los Artículos de Fe 1:9: “Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios”4.
Jamás podremos entender las cosas de Dios y de los cielos, si no es por medio de la revelación. Podremos espiritualizar y expresar opiniones hasta el fin de la eternidad; pero eso ninguna autoridad nos da”5.
“La doctrina de la revelación sobrepuja en gran manera la doctrina de que no hay revelación; porque una verdad revelada de los cielos vale mucho más que todas las ideas sectarias que existen”6.
“La salvación no puede venir sin revelación; es en vano que persona alguna ejerza su ministerio sin ella… Ningún hombre puede ser ministro de Jesucristo si no tiene el testimonio de Jesús, y éste es el espíritu de la profecía [véase Apocalipsis 19:10]. Cada vez que se ha administrado la salvación, ha sido por testimonio. Los hombres de la época actual testifican del cielo y del infierno, y jamás han visto ni el uno ni el otro; y yo diré que ninguno sabe de estas cosas sin esto”7.
“En Sus enseñanzas Jesús dice: ‘Sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella’ [Mateo 16:18]. ¿Qué roca? La revelación”8.
“La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue fundada sobre la revelación directa, tal como lo ha sido siempre la verdadera Iglesia de Dios, de acuerdo con las Escrituras (Amós 3:7; Hechos 1:2); y mediante la voluntad y las bendiciones de Dios, he sido un instrumento en Sus manos, hasta ahora, para llevar adelante la causa de Sión”9.

Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, pág. 205-206.

Jeffrey R. Holland

“La ansiedad y la expectativa con respecto a la necesidad de recibir dirección divina no era rara entre los reformadores religiosos que prepararon el escenario para la restauración del Evangelio. Uno de los predicadores más famosos de Nueva Inglaterra, Jonathan Edwards, dijo lo siguiente: “Me parece… algo ilógico imaginar… que hubiera un Dios… que se preocupara tanto [por nosotros]… y que, no obstante, no hablara nunca… que no se oyera una palabra [de Él]” 9.

Más adelante, el incomparable Ralph Waldo Emerson sacudió los cimientos mismos de la ortodoxia eclesiástica de Nueva Inglaterra cuando dijo ante la Escuela de Teología de la Universidad de Harvard: “Tengo el deber de decirles que nunca ha habido mayor necesidad que ahora de tener revelación nueva”. “La doctrina de la inspiración se ha perdido… Los milagros, la profecía… la vida de santidad son nada más que historia antigua… Los hombres se refieren a la… revelación como algo que se dio hace mucho tiempo y se terminó, como si Dios hubiera muerto… El deber de un buen maestro”, dijo, “es demostrarnos que Dios es, no que era; que Él habla, no que hablaba 10 .”

Conferencia General de Octubre 2004. “Profetas, Videntes y Reveladores”

Spencer W. Kimball

No existe ningún estudio humano que pueda descubrir los secretos de Dios, pero Él se ha revelado a Sus siervos los profetas, y éstos nos han enseñado sobre Su naturaleza. Cada uno de nosotros puede obtener una confirmación de la verdad por medio del ayuno y la oración. Las tormentas teológicas que hay a nuestro alrededor nos encuentran en calma en medio de la tempestad, con un conocimiento sencillo y seguro del Padre y del Hijo derivado de las Escrituras antiguas y modernas y confirmado por el Espíritu. Debido a ese conocimiento, tenemos la esperanza puesta en la vida eterna15.”

Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, pág. 76.

La revelación divina y la ciencia

Joseph F. Smith

«Nuestros jóvenes son estudiantes diligentes. Buscan la verdad y el conocimiento con un celo encomiable, y al hacerlo, se ven en la necesidad de adoptar, temporariamente, muchas teorías humanas.Sin embargo, mientras que las reconozcan como escalones útiles para sus propósitos de investigación, no les harán daño. El problema surge cuando esas teorías se establecen como verdad fundamental y entonces el interesado se encuentra en grave peligro de desviarse irremediablemente de la senda correcta…
La Iglesia se atiene a la autoridad definitiva de la revelación divina,la cual debe ser la norma; y puesto que la llamada «ciencia» ha cambiado sus deducciones a través de los años, y ya que la revelación divina es verdad y permanece para siempre, los puntos de vista científicos deben conformarse a las declaraciones positivas de la revelación divina; y más aún, que en las instituciones fundadas por la Iglesia para la enseñanza de teología, así como de otros aspectos de la educación, lo que enseñen los instructores debe estar en armonía con sus principios y doctrinas…


La religión de los Santos de los Últimos Días no se opone a ninguna verdad ni a la investigación científica que la busque. En su saludo de Navidad a los santos, la Primera Presidencia dijo: «Aceptamos con gozo lo que se haya demostrado, pero no aceptamos la filosofía vana, las teorías humanas ni las meras suposiciones del hombre; tampoco adoptamos nada que sea contrario a la revelación divina o al sentido común, sino que apoyamos todo lo que se incline a la conducta correcta, lo que armonice con la sólida moralidad y aumente la fe en la Deidad, venga de donde venga» [«Words in Season from the First Presidency», Deseret Evening News, 17 de dic. de 1910, pág. 3].
Un buen criterio que pueden adoptar los jóvenes que estén determinados a profundizar en las teorías filosóficas es investigarlo todo, pero tener cuidado de adoptar sólo lo que sea verdad. La verdad persiste, mientras que las teorías de los filósofos cambian o se derrumban. Lo que los hombres utilizan hoy con propósitos científicos como plataforma desde la cual tentar en lo desconocido buscando la verdad puede derribarse mañana, después de haber cumplido su propósito; pero la fe es un principio eterno mediante el cual el creyente humilde puede asegurarse una satisfacción permanente. Es la única manera de encontrar a Dios.
A través de todas las épocas, la ciencia y la filosofía han sufrido cambio tras cambio; no pasa ni un siglo sin que se introduzcan nuevas teorías científicas y filosóficas que substituyan las viejas tradiciones, la antigua fe y las doctrinas anteriores de otros filósofos y científicos. Estas cosas pueden pasar por cambios continuamente, pero la palabra de Dios siempre es verdadera, siempre es correcta.»
(Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia. Pag.339,340.)